En toda sociedad, los hombres tienen la necesidad de satisfacer sus necesidades básicas, como la alimentación, el vestido y la vivienda. Para lograr esto, necesitan medios de producción e instrumentos, y resultó una relación entre estos dos. Según Marx, los modos de producción determinan las ideas que condicionan la superestructura ideológica en cada período histórico. La hegemonía estadounidense ha utilizado estas necesidades humanas para favorecer a la clase dominante y mantener su poder. En este artículo se discutirá la relación entre los modos de producción y la hegemonía estadounidense como forma de dominación.

En la comunidad primitiva, la propiedad colectiva de la tierra y los medios de producción permitieron una distribución más igualitaria de los bienes. Con el surgimiento del esclavismo, los dueños de los medios de producción (esclavos) eran explotados para satisfacer las necesidades de la clase dominante. El feudalismo se caracterizó por la explotación de los campesinos por parte de los señores feudales, y el capitalismo por la explotación de los trabajadores asalariados. En todos estos modos de producción, la dominación se modificará mediante el control de los medios de producción y la explotación de los trabajadores.

La hegemonía estadounidense ha utilizado estas mismas estrategias de dominación en todo el mundo, utilizando su poder económico y militar para imponer sus intereses a otros países. A través de la globalización y el libre comercio, han controlado el acceso a los mercados y los recursos naturales, y han impuesto su modelo de desarrollo basado en el capitalismo neoliberal. Además, han utilizado su poder militar para intervenir en países que no se ajustan a sus intereses, como en Irak y Afganistán.

La hegemonía estadounidense también ha utilizado la propaganda y los medios de comunicación para imponer su ideología y valores a otras culturas, y ha fomentado el individualismo y la competencia en lugar de la cooperación y la solidaridad. Todo esto ha llevado a una concentración de riqueza en manos de unos pocos, mientras que la mayoría de la población mundial vive en la pobreza y la desigualdad.

El Perú es un país que ha experimentado diversos modos de producción a lo largo de su historia. Durante la época prehispánica, la comunidad primitiva predominó en la región andina, donde se estableció la propiedad colectiva de la tierra y los recursos naturales. Luego, con la llegada de los españoles en el siglo XVI, se impuso el sistema colonial, que se caracterizó por la explotación de los indígenas y la extracción de los recursos naturales para beneficio de la metrópoli.

Con la independencia del Perú en 1821, se inició un período de transición hacia un nuevo modo de producción. Se intentó establecer un modelo de desarrollo basado en el liberalismo económico, donde el Estado se limitaba a garantizar la libre competencia y el respeto a la propiedad privada. Sin embargo, este modelo no fue capaz de resolver los problemas estructurales del país, como la pobreza, la desigualdad y la exclusión social.

Durante la década de 1960, se inició en el Perú un proceso de reforma agraria que buscaba cambiar el modelo de producción basado en la explotación latifundista y la concentración de la tierra en pocas. Sin embargo, este proceso no fue exitoso debido a la falta de recursos y la oposición de los grupos de poder.

En la década de 1990, se implementó en el Perú un modelo de desarrollo basado en el neoliberalismo, que buscaba atraer inversiones extranjeras y fomentar la competencia en el mercado. Este modelo avanzó un crecimiento económico sostenido, pero también profundizó la desigualdad y la exclusión social.

Actualmente, el Perú se encuentra en un período de transición hacia un nuevo modelo de desarrollo, que busca conciliar el crecimiento económico con la inclusión social y la sostenibilidad ambiental. Se ha implementado una política de descentralización que busca fortalecer la participación ciudadana y el desarrollo regional, y se ha impulsado una política de inclusión social que busca reducir la pobreza y la exclusión social.

En este artículo se ha discutido la relación entre los modos de producción y la hegemonía estadounidense como forma de dominación. Se ha demostrado cómo la hegemonía estadounidense ha utilizado las necesidades humanas para favorecer a la clase dominante y mantener su poder, y ha utilizado su poder económico y militar para imponer sus intereses a otros países. Es necesario reflexionar críticamente sobre estas formas de dominación y buscar alternativas más justas y equitativas para todos los seres humanos.

En conclusión, el Perú ha experimentado diversos modos de producción a lo largo de su historia, desde la comunidad primitiva hasta el modelo neoliberal. Sin embargo, ninguno de estos modelos ha sido capaz de resolver los problemas estructurales del país, como la pobreza, la desigualdad y la exclusión social. Actualmente, el Perú se encuentra en un proceso de transición hacia un nuevo modelo de desarrollo que busca conciliar el crecimiento económico con la inclusión social y la sostenibilidad ambiental.

Referencias bibliograficas:

Chávez, A. (2017). Los modos de producción en el Perú y su relación con la estructura social. Revista de Ciencias Sociales, 23(1), 34-51.

Marx, K. (1867). ElCapital. Fondo de Cultura Económica.

Chomsky, N. (2003). Hegemonía o supervivencia: La estrategia imperialista de Estados Unidos. Paidós.

Wallerstein, I. (2004). El moderno sistema mundial. Siglo XXI Editores.